En los últimos años estamos ya bastante acostumbrados a
ser espectadores de los éxitos que cosecha el Chelsea tanto en competiciones
domésticas como alcanzando las fases finales de la Champions League, pero no
hace tanto, la realidad era bien distinta.
Seamos sinceros, el Chelsea hasta hace algo menos de
una década era un equipo bastante irregular, me atrevería a decir que incluso
relativamente mediocre, a la sombra de los grandes clubes ingleses como
Manchester United, Liverpool o Arsenal, que dominaban la Premier League desde
su creación en 1992. Aunque si bien es cierto, que entre esos años de dominio,
los “blues” conquistaron una Recopa y Supercopa europeas en 1998, no fue hasta
2003 cuando dejaron de lado ese derrotismo y conformismo con situarse en las
plazas con acceso a competición europea para dar un golpe en la mesa y convertirse
en uno de los grandes equipos europeos en la actualidad.
Recopa de 1998 |
Pero, ¿qué cambió para dar ese salto de calidad y
resultados? La respuesta es simple, Roman Abramovich. Uno de los oligarcas
rusos con mayor fortuna, concretamente a fecha de marzo de 2011 ascendía a
13.400 millones de dólares. Fortuna que utilizó para desarrollar una de sus
grandes aficiones, el futbol. No dudó ni un instante y se hizo con el Chelsea
en junio de 2003, cancelando la deuda que atesoraban e invirtiendo la cantidad
necesaria para lograr un sueño aun no cumplido, ganar la Champions League.
Rápidamente se puso manos a la obra y en ese mismo
verano se hizo con 10 jugadores (Glen Johnson, Geremi, Bridge, Duff, Joe Cole,
Veron, Mutu, Smertin, Crespo, Makelele) por la nada despreciable cifra de 103
millones de libras. El experimento pronto dio sus frutos, y esa misma temporada
acabaron segundos en la Premier League por detrás de un incontestable Arsenal.
Ya se habían sentado los cimientos de lo que pronto llegaría.
A la temporada siguiente, otros 7 jugadores llegaron
para reforzar y fijar el bloque sobre el que se sustentaría el equipo en las
temporadas venideras. Cech, Robben, Paulo Ferreira, Kezman, Drogba, Tiago y
Ricardo Carvalho acompañados del reciente campeón de Europa con el Oporto José
Mourinho de entrenador llegaron por cerca de otros 100 millones de libras. Ese
año si, lograron el ansiado título de la Premier League, revalidándolo a la
temporada siguiente sin excesivos problemas. Otro título liguero y tres
subcampeonatos más son el bagaje del Chelsea hasta la temporada pasada.
Lampard y Mourinho |
Pero la Champions League ha sido otra historia, muy
lejos de la superioridad demostrada en los campeonatos locales, el sueño de
Abramovich no ha podido cumplirse hasta el momento. Eliminados en semifinales
en 2005, 2007 y 2009, octavos en 2006 y 2010, cuartos en 2011 y dos
participaciones en la final. Finales que pueden personalizarse en uno de los
ilustres nombres de los últimos tiempos. John Terry, quien en la final de 2008
en el estadio moscovita de Luzhniki disponía del penalti que de haber marcado
hubiera supuesto la victoria del Chelsea, sufrió un resbalón que le hizo fallar
dicho penalti, posteriormente el Manchester United acabó alzándose con el cetro
europeo.
Otro error inexplicable será el que le aparte de
disputar la final de 2012, pues en una acción que no debería ser propia de un
jugador de su nivel y experiencia se auto-expulsó por una agresión en la vuelta
de las semifinales contra el FC Barcelona.
Durante estas últimas temporadas, Abramovich echó el
freno en cuanto a cantidad de fichajes por temporada, sin embargo, no se rasgó
las vestiduras a la hora de gastar cantidades ingentes de dinero en jugadores
que posteriormente no demostraron su coste, sonados son los fichajes de
Shevchenko y Fernando Torres por 35 y 58 millones de euros respectivamente, los
21 millones de Zhirkov o los más de 25 por Wright-Phillips. Fichajes casi a la
desesperada para combinarse con un bloque ya experimentado junto con algunos
traspasos algo más meditados y a los que no les vamos a quitar mérito.
Ivanovic, David Luiz, Ramires o Mata son aciertos de la actual directiva y que
darán muchas alegrías a los aficionados de Stanford Bridge.
Torres y Mata |
Si bien las idas y venidas de jugadores no han dado
tranquilidad a las oficinas de los “blues”, los entrenadores no han sido para
menos, Mourinho, Avram Grant, Scolari, Hiddink, Ancelotti, Villas-Boas y Di
Matteo han ocupado el banquillo de Stanford Brige desde la llegada de Roman
Abramovich, todos con el mismo objetivo, y curiosamente, los que más cerca han
estado eran entrenadores interinos (Grant y Di Matteo).
El 19 de mayo será probablemente la última oportunidad
de Abramovich de ganar la Champions League con los baluartes de su primer
proyecto a la cabeza, Drogba, Lampard y Cech. Habrá que estar atentos de ver si
el magnate ruso querrá seguir invirtiendo tales cantidades de dinero en caso de
un nuevo fracaso.