Inauguramos así una nueva
sección de La Fórmula, en la que nos dispondremos a analizar series de
televisión, pero no la serie en su conjunto, sino temporada a temporada. El
motivo por el que preferimos hacerlo de este modo, se debe a que nos parece la
forma más correcta de llevar a cabo un análisis pormenorizando, no dejando que
la calidad de unas temporadas eclipse a la mediocridad de otras o, que la
mediocridad de unas enturbie la calidad de las otras.Es por ello que
comenzaremos con una de las series que mejor comienzo ha tenido en los últimos
tiempos, así como gran acogida por parte del gran público: Homeland.
La
historia del Sargento Brody ha capturado los corazones de medio mundo,
envolviéndonos en una compleja trama que no nos permite separarnos de la
pantalla en los 50 minutos de cada capítulo.
La historia se desarrolla
en torno a las acciones del Sargento Brody (Damian Lewis), un marine americano
al que se daba por muerto y es rescatado tras ocho años de cautiverio, y la
agente de la Agencia Central de Inteligencia (C.I.A.) Carrie Mathison (Claire
Danes) que no está convencida de la sinceridad del soldado. En un inicio y una
vez leída la sinopsis más general de la serie, se nos plantea como el clásico
thriller de espías, que tanto éxito suele obtener en los Estados Unidos, pero
nada más lejos de la realidad.
Homeland plantea un mundo
alternativo, un futuro muy cercano que podría ocurrir en cualquier momento.
Pronto las tramas de espionaje empiezan a solaparse con un perfecto thriller
político en el que los dos protagonistas (Claire Danes y Damian Lewis) se ven
envueltos y que ellos mismos han provocado. Una de las aspectos que primero
llaman la atención de Homeland, es la realidad de su trama, la posibilidad de
que ocurran los acontecimientos de la serie en nuestra realidad. Esa “realidad
posible” será la que enganche al espectador desde un primer momento, la certeza
de que lo que ocurre en la serie puede pasar o estar pasando en estos momentos.
Otra cosa que nos encanta
de esta serie, es la forma de llevar a cabo la acción. A lo largo de la
historia del cine y la televisión, hemos comprobado que las mejores historias
de espías son aquellas que se resuelven con una sola bala, y eso es lo que se
nos presenta en Homeland, espías reales (o lo que nosotros pensamos que son
espías reales).
Por otro lado, lo que
observamos en la primera temporada de esta serie, es la acción más trepidante a
través de los dos protagonistas, acompañados de secundarios de lujo como Morena
Baccarin en el papel de la esposa de Brody y especialmente Mandy Patinkin como
el omnipotente Saúl, jefe y mentor de la agente Mathison.
Junto a estos secundarios,
observamos las impresionantes actuaciones de Damian Lewis, que ya nos había
maravillado en su papel protagonista de la serie LIFE. Observamos así una
impresionante interpretación en la que se enfrentan el soldado traumatizado por
sus años de cautiverio que trata de adaptarse al mundo trastocado que se
encuentra al volver a los Estados Unidos y las dudas frente al futuro que se le
plantean así como las tramas políticas en torno a su persona que generan
políticos, terroristas y agentes secretos. Esta olla a presión estallará al
final de la temporada en un capítulo final espectacular por parte del actor,
que se verá sujeto a una encrucijada de la que no saldrá bien parado.
Por otro lado, la
interpretación de Claire Danes la hizo merecedora de un EMY en 2011, un premio
que decir que estuvo acertado es quedarse un tanto corto. Olvidando los papeles
de princesa a los que nos tenía acostumbrados en el cine, Danes entra en la
personalidad de la agente Carrie Mathison. Aquí encontramos un afán de
superación y de demostrar su valía mezclado con el miedo al fracaso que ya
ocurrió en su pasado. Para finalizar nos presentan un trastorno de la
personalidad latente, que no hará sino acrecentar lo anterior, convirtiéndose
en la guinda perfecta para el personaje.
Pero sin lugar a dudas, lo
que hace de Homeland una de las mejores series de televisión del panorama
actual es su guión. Encontramos un guión ágil, con una gran profundidad en las
relaciones de los personajes, con grandes dosis de sorpresa y en especial de
buen gusto. Un guión muy acorde con la temática, repleto de insinuaciones,
sospechas e impactantes revelaciones que tendrán su apogeo en los grandes
Cliffhanger que encontramos en prácticamente todos los capítulos de esta
temporada. Todo ello aderezado con una gran cantidad de escenas rodadas en
exteriores así como una gran originalidad en la realización y los primeros
planos de los personajes.
Es por ello que dentro de
nuestro ranking de series siendo un 1 una obra tediosa y más aburrida que la
biblia en fascículos y un 10 una obra maestra de la televisión que engancha a
mayores y pequeños digna de reponerse más veces que los Simpsons: Homeland
obtiene un grandioso y fascinante 8, debido al realismo de la trama, la alta
calidad de protagonistas y secundarios, la perfección del guión y la
originalidad de la dirección. Otorgamos por el ello el 80% de nuestra confianza
a la segunda temporada ya en emisión.
8